lunes, 31 de julio de 2017

Los centenarios con frecuencia están más sanos que los adultos mayores de menos edad, según un estudio

Los estadounidenses que tienen 100 o más años de edad presentan unas tasas más bajas de enfermedades crónicas que los adultos mayores más jóvenes, encuentra un nuevo estudio.
Los investigadores de la Universidad de George Washington utilizaron datos de la Administración de Asuntos de Veteranos (VA) de EE. UU. para comparar a los centenarios con personas que tenían de 80 a 99 años. La mayoría eran hombres blancos que combatieron en la segunda guerra mundial.
"Además, esta generación pasó por la gran depresión", comentó en un comunicado de prensa de la universidad la autora del estudio, la Dra. Raya Elfadel Kheirbek. "Es increíble que lograran esa longevidad considerando todas las dificultades que tuvieron que afrontar".
Dijo que este grupo de centenarios de la VA nunca antes estudiados ofrece un mensaje importante de resistencia para todo el que esté teniendo dificultades.
Kheirbek, profesora asociada de medicina en la George Washington, también es médica de atención paliativa en el Centro Médico de Asuntos de Veteranos en Washington, D.C.
Debido a sus antecedentes militares, muchos centenarios del estudio tenían un sentido fuerte de la disciplina y, por tanto, tendían a tomar decisiones saludables como no fumar ni beber, según Kheirbek.
Los hallazgos aparecieron recientemente en la revista Journal of the American Geriatrics Society.
Los centenarios son uno de los grupos de edad que están creciendo con mayor rapidez en el país. Se anticipa que superarán el millón para finales de siglo, según la Administración del Seguro Social de EE. UU.
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domingo, 30 de julio de 2017

Cómo crear en los niños el hábito de alimentarse de forma sana

¿Quiere ayudar a sus hijos a elegir opciones saludables de alimentos cuando no esté con ellos? Haga que cada comida en casa sea una lección sobre la buena nutrición.
Comience por mostrarles lo que una comida saludable conlleva, sugiere ChooseMyPlate.gov, del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA). Llene la mitad de su plato con frutas y verduras, una cuarta parte con granos (preferiblemente granos integrales) y una cuarta parte con proteína, como carne magra, mariscos y pescados, habichuelas o tofu. Entonces, deje que practiquen cómo elegir buenas opciones sirviéndose ellos mismos.
Mantenga las porciones pequeñas. Una cucharada de frutas y verduras, unos cuantos bocados de carne y una cuarta parte de una rebanada de pan es suficiente para los niños pequeños. No obligue a los niños acabar todo lo que hay en el plato, pero si lo hacen, deje que pidan repetir. Resístase a ofrecerles más usted. Enseñe a los niños a comer lentamente y concentrados, no frente a la televisión. Comerán la cantidad correcta para su cuerpo y reducirán el riesgo de obesidad, una grave amenaza para la salud.
Introduzca los alimentos nuevos más de una vez, preparándolos de distinta forma cada vez. Por ejemplo, puede servir el brócoli por primera vez encima de una papa horneada. La próxima vez, cómalo crudo o ligeramente al vapor con una salsa saludable. A veces, los niños deben ver un nuevo alimento unas cuantas veces, con frecuencia al lado de uno que conozcan, antes de decidir que les gusta.
Haga que sus hijos le ayuden en la cocina con tareas adecuadas para su edad. Aunque creen un poco de desorden, aprenderán unas habilidades de cocina saludables y comer lo que han cocinado los emocionará.
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miércoles, 26 de julio de 2017

¿Su hijo es 'alérgico a la penicilina' de verdad?

Muchos niños y adolescentes de los que se sospecha que son alérgicos a la penicilina, un antibiótico de primera línea y barato, en realidad no lo son, indica una nueva investigación.
Los hallazgos, que se hacen eco de una investigación parecida realizada a principios de este año en adultos, significan que a muchos pacientes se les recetan unos antibióticos de amplio espectro más caros, según los expertos. Estas alternativas pueden conllevar unos efectos secundarios mayores y contribuir al aumento de las infecciones resistentes a los antibióticos.
"Es importante cuestionarse esto porque lleva a un aumento sustancial en los costos, tanto para las familias como para el sistema de atención de la salud, cuando tenemos que pasar a usar un antibiótico de un espectro más amplio", dijo el autor del estudio, el Dr. David Vyles, médico asistente de emergencias pediátricas en el Colegio Médico de Wisconsin, en Milwaukee.
"Creemos que en muchos casos no se trata de una verdadera reacción alérgica", añadió. "Limita sustancialmente el tipo de antibióticos que pueden recetarse".
En 2014, en las farmacias de EE. UU. se dispensaron más de 266 millones de regímenes de antibióticos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Esto equivale a más de 5 recetas escritas cada año por cada 6 personas.
Vyles y su equipo analizaron los cuestionarios realizados por casi 600 padres de niños y adolescentes de entre 4 y 18 años de edad que describían los síntomas de alergia de sus hijos. Las familias llegaron a un departamento de emergencias pediátricas urbano en un periodo de 19 meses.
Un poco más de 300 de los niños y adolescentes habían experimentado síntomas de bajo riesgo de alergia a la penicilina, incluyendo sarpullidos, vómitos o diarrea, según los padres.
Se realizaron pruebas a 100 de estos niños y adolescentes de alergia a la penicilina mediante un proceso estándar de pruebas de tres partes. Esto incluye una prueba cutánea; una inyección con una cantidad pequeña de penicilina, y un "reto oral" en el que el niño traga una dosis de penicilina bajo una supervisión médica cercana.
El resultado fue que los 100 niños y adolescentes a los que se realizaron las pruebas no eran alérgicos y se les dejó de designar como tales en sus expedientes médicos, dijeron los investigadores.
"Durante mi residencia y mi beca en pediatría, constantemente vimos familias que reportaban una alergia a la penicilina y que cuestionaban la validez" de esa afirmación, dijo Vyles. Dos de sus 3 hijos pequeños también habían sido identificados erróneamente como alérgicos al medicamento, indicó.
¿Por qué existe esta confusión con respecto a quién es realmente alérgico a la penicilina?
Vyles y otro experto dijeron que muchos padres notan que sus hijos presentan un sarpullido más o menos en el mismo periodo en que se les ha recetado la penicilina. Pero el sarpullido probablemente se debe a una infección, no al medicamento.
"Muchas infecciones se asocian con un sarpullido, y si se da a un niño un antibiótico para esta enfermedad o por alguna otra razón, el sarpullido puede atribuirse erróneamente a una alergia a la penicilina", explicó el Dr. Stephen Eppes, vicepresidente de pediatría y director de enfermedades infecciosas pediátricas en el Sistema de Atención de la Salud Christiana en Wilmington, Delaware.
Eppes, que no participó en la nueva investigación, dijo que hasta al 10 por ciento de las personas se les dice o creen que son alérgicas a la penicilina. Pero cuando se les hace la prueba para la alergia, más del 90 por ciento de ellas en realidad no son alérgicas al medicamento.
"O bien para empezar el diagnóstico de alergia a la penicilina era incorrecto, o bien tenían una hipersensibilidad a la misma que desapareció con el tiempo", dijo. "Creo que lo primero es más habitual, lo que significa que las personas creen que han tenido una reacción que no es realmente una alergia".
Otra idea errónea es que la alergia a la penicilina es hereditaria, indicó Eppes, así que algunos de los padres que son alérgicos al medicamento dan por hecho que sus hijos también lo son.
Y dado que la prueba estándar de 3 pasos para la alergia a la penicilina dura unas 3 horas, muchos no quieren hacerla, afirmaron los médicos.
Vyles dijo que planea otro estudio basado en sus nuevos hallazgos. En esa investigación, los niños identificados como de bajo riesgo a la alergia a la penicilina procederán directamente al "reto oral" mientras sigan con el tratamiento en el departamento de emergencias del hospital.
El estudio aparece en la edición en línea del 3 de julio de la revista Pediatrics.
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domingo, 23 de julio de 2017

La quimioterapia en la niñez podría tener efectos duraderos en la memoria

Los supervivientes a cánceres pediátricos que recibieron quimioterapia podrían experimentar ciertos tipos de problemas de pensamiento y memoria en la adultez temprana, sugiere un pequeño estudio.
Unos investigadores belgas evaluaron a 31 adultos jóvenes que se habían sometido a quimioterapia. Tenían una edad promedio de ligeramente más de 6 años cuando recibieron el tratamiento. Los investigadores los compararon con un grupo de control de adultos jóvenes que no recibieron quimioterapia.
Ambos grupos obtuvieron puntuaciones similares en pruebas de memoria a largo plazo y de capacidad de concentración. Estas son habilidades que se desarrollaron antes de que los supervivientes al cáncer se sometieran a la quimioterapia, apuntaron los investigadores.
Pero en comparación con el grupo de control, los supervivientes al cáncer tenían una peor flexibilidad de pensamiento y memoria a corto plazo. Esas habilidades se desarrollan a una edad posterior, explicaron los investigadores.
"Las pruebas que requieren cambios rápidos entre tareas o recordar información nueva durante un periodo corto claramente fueron más difíciles para los antiguos pacientes de cáncer. La etapa del desarrollo del cerebro al inicio del tratamiento del cáncer probablemente tenga un rol decisivo", apuntaron Iris Elens, psiquiatra en entrenamiento, y Rudi D'Hooge, profesor en la Universidad de Lovaina.
Los investigadores también midieron los niveles de una proteína llamada p-Tau en el fluido cerebral de los pacientes. La proteína forma parte de la estructura interna de las células nerviosas.
"Nuestro equipo recolecto muestras de fluido cerebral durante el tratamiento del cáncer. Analizamos los niveles de p-Tau para medir el daño en las células cerebrales. Encontramos que las concentraciones altas de p-Tau predijeron problemas cognitivos a una edad posterior", dijo D'Hooge.
"Si medimos de forma sistemática los niveles de p-Tau en el futuro, podemos ofrecer ayuda específica a los niños con unos valores altos. Con un entrenamiento temprano dirigido a las funciones más relevantes, podemos prevenir problemas que de otra forma se manifestarían 10 a 15 años tras el tratamiento", planteó Elens.
El estudio fue publicado el 14 de junio en la revista Journal of the National Cancer Institute.

sábado, 22 de julio de 2017

¿Pueden los antiácidos acortar la vida?

Los antiácidos populares como Nexium, Prilosec o Prevacid podrían aumentar el riesgo de muerte temprana cuando se toman durante periodos extendidos, sugiere un nuevo estudio.
Además, mientras más tiempo se toman esos fármacos, conocidos como inhibidores de la bomba de protones (IBP), mayor es el riesgo de muerte precoz, señaló el investigador principal, el Dr. Ziyad Al-Aly, especialista renal y profesor asistente de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis.
"Hubo una relación entre la duración del uso y el riesgo de muerte", dijo Al-Aly. "Un uso más prolongado se asoció con un riesgo incluso más alto".
Dicho esto, Al-Aly apuntó que algunos pacientes de verdad deben tomar IBP para gestionar problemas médicos, incluso a largo plazo.
"Los inhibidores de la bomba de protones en realidad salvan vidas", dijo Al-Aly. "No queremos dejar a la gente con un mensaje aterrador. Si usted necesita este fármaco y está bajo la orientación de un médico, debe seguir tomándolo hasta que le indiquen lo contrario".
El estudio encontró que las personas que tomaron IBP durante un año o más tenían un aumento de un 51 por ciento en el riesgo de muerte prematura, en comparación con un 31 por ciento de las personas que tomaron los fármacos de seis meses a un año, y un 17 por ciento de los que fueron usuarios entre tres y seis meses.
El uso a corto plazo de los IBP (de hasta 90 días) no pareció afectar el riesgo de muerte, mostraron los hallazgos.
Los inhibidores de la bomba de protones funcionan al bloquear el sistema de enzimas que produce el ácido estomacal. Los IBP se han convertido en una de las clases de medicamentos más comúnmente utilizadas en Estados Unidos, y en 2015 se emitieron 15 millones de recetas tan solo para el Nexium, dijeron los investigadores.
Pero las preocupaciones sobre la seguridad de los fármacos han aumentado en los últimos años, a medida que estudios han vinculado los IBP con la enfermedad renal, la enfermedad cardiaca, la neumonía, las fracturas óseas y la demencia.
Para observar de forma amplia a los BPI y si aumentan las probabilidades de muerte prematura de una persona, Al-Aly y sus colaboradores compararon los expedientes médicos de casi 276,000 usuarios de BPI con los de unas 73,000 personas que tomaron otra clase de antiácido llamada bloqueadores H2.
En general, los que tomaron los IBP tuvieron un aumento del 25 por ciento en el riesgo de muerte prematura frente a las personas que tomaban bloqueadores H2 (como Pepcid o Zantac), encontraron los investigadores.
Los investigadores calcularon que por cada 500 personas que tomaban IBP durante un año, hay una muerte adicional que de otra forma no habría ocurrido, dijo Al-Aly.
Un médico dijo que hay que hacerle caso a estos resultados.
"Este hallazgo sin duda es causa de preocupación y algo que se debe tomar en cuenta mientras los médicos siguen recetando BPI a un ritmo alto y con frecuencia no descontinúan esos fármacos de forma oportuna", planteó el Dr. Louis Cohen, profesor asistente de gastroenterología en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
Al mismo tiempo, Cohen anotó que las personas que toman IBP también tienden a tener muchos problemas más de salud, y que éstos podrían también influir en el riesgo de muerte.
Nadie sabe con certeza por qué los IBP podrían provocar todos esos problemas de salud o aumentar el riesgo de muerte precoz, dijo Al-Aly. Es posible que los fármacos causen daño celular o genético.
Aunque este estudio no probó una relación causal directa, Al-Aly anotó que el aumento en el riesgo con una duración mayor añade peso a las preocupaciones sobre la seguridad de los fármacos.
"¿Por qué un uso prolongado se asociaría con un riesgo más alto si no hubiera una relación real entre la exposición y los resultados negativos?", preguntó.
Los regímenes de tratamiento recomendados para la mayoría de IBP son relativamente cortos, dijeron los investigadores. Por ejemplo, se aconseja a las personas con úlcera que tomen los medicamentos durante solo dos a ocho semanas.
Pero como los medicamentos están disponibles de venta libre, muchas personas toman IBP durante meses o años para gestionar la acidez o el reflujo ácido, comentó Al-Aly.
"Si las personas toman inhibidores de la bomba de protones durante un periodo extendido sin una necesidad válida, o por síntomas que se pueden gestionar de otras formas, es entonces cuando hay mucho más riesgo que cualquier beneficio potencial", advirtió Al-Aly.
Cohen dijo que "hay pocas dudas con respecto a que el uso a corto plazo de los IBP para muchas afecciones puede resultar beneficioso para los pacientes".
Y como "no es probable que se hagan estudios para demostrar relaciones causales entre los IBP y la muerte", añadió Cohen, "el desafío para los médicos debe seguir siendo utilizar los medicamentos de forma juiciosa y continuar evaluando el beneficio de un medicamento para un paciente a lo largo del tiempo".
La investigación aparece en la edición en línea del 3 de julio de la revista BMJ Open.
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martes, 18 de julio de 2017

No permita que el verano le dañe la espalda

 El verano es la época en que todos se dedican a trabajar en el patio y toman vacaciones familiares. Pero pasar tanto tiempo inclinado, levantando objetos y viajando puede suponer una carga para la espalda, señalan unos expertos en la columna.
Se estima que 3.7 millones de estadounidenses acudieron en busca de un tratamiento para el dolor y las lesiones de espalda a los consultorios médicos en el verano de 2014, según la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (American Academy of Orthopaedic Surgeons, AAOS).
"Muchas lesiones de espalda ocurren por movimientos repentinos durante actividades diarias, como inclinarse, levantar objetos y girar", apuntó el Dr. Afshin Razi, vocero de la academia.
"Siempre tenga en cuenta la forma en que coloca su cuerpo, y practique técnicas seguras para levantar los objetos durante esos movimientos. Mantenga los músculos centrales de la espalda y el abdomen fuertes y flexibles. Fortalecer los músculos centrales ayuda a dar un respaldo a la columna", dijo Razi en un comunicado de prensa de la AAOS.
La academia ofrece estos consejos para protegerse de lesiones de la espalda durante el verano:
  • Levante los objetos pesados con las piernas en lugar de la espalda, y no se incline. Es mejor doblar las rodillas y mantener la espalda recta.
  • Pida ayuda para levantar los objetos pesados. Recurra a amigos o familiares, o contrate a alguien que le ayude.
  • Al viajar, lleve lo menos posible, e intente distribuir los artículos pesados en varias cajas o maletas.
  • Haga descansos, independientemente de si está sentado o trabajando, y haga estiramientos entre las tareas.
  • Vigile la postura y siéntese con la espalda en una posición ligeramente arqueada. La silla debe respaldar la zona lumbar, y la cabeza y los hombros deben estar erguidos.
  • Tenga cuidado con el calzado. Los zapatos deben encajar bien y tener suelas de goma antideslizantes para protegerle de las caídas sobre todo si viaja o trabaja al aire libre.
  • Si está en exteriores, asegúrese de que las mangueras, los rastrillos y las herramientas de jardinería no bloqueen su camino para evitar tropezar con ellos.
  • A las mascotas les gusta estar en medio, y pueden ser un peligro de tropiezo. Piense en ponerle una campanilla a su mascota para saber dónde está cuando se mueva.
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viernes, 14 de julio de 2017

¿Caminar con más lentitud es señal de un cerebro encogido?

No es inusual que las personas se hagan un poco más lentas a medida que pasan los años. Pero en los adultos mayores, caminar con mayor lentitud podría ser señal de declive mental, y ahora un nuevo estudio sugiere el motivo.
"En general, cuando los médicos notan que sus pacientes tienen un paso lento, lo consideran un problema mecánico y remiten al paciente a fisioterapia", apuntó la autora del estudio, Andrea Rosso.
"Lo que encontramos es que los médicos también deben considerar que podría haber una patología cerebral que fomenta el paso más lento, y remitir al paciente a una evaluación cognitiva [mental]", añadió. Rosso es profesora asistente en el departamento de epidemiología de la Universidad de Pittsburgh.
En el estudio, los investigadores observaron a 175 personas de 70 a 79 años de edad que tenían una función mental normal al inicio del periodo del estudio. Todos los participantes recibieron evaluaciones regulares a lo largo de 14 años.
Las personas que desarrollaron un andar lento durante el periodo de seguimiento también mostraron un encogimiento en el hipocampo derecho, según el estudio. Esa región del cerebro es donde se encuentran la memoria y la "orientación espacial". La orientación espacial es la capacidad de mantener la posición en relación con el espacio físico que le rodea cuando se está en reposo y en movimiento.
Los hallazgos del estudio sugieren que los médicos deben evaluar la velocidad de paso de los pacientes mayores, y estar atentos a los cambios con el tiempo, dado que podría ser una indicación temprana de un declive mental que amerita evaluación, plantearon los investigadores.
"La prevención y el tratamiento temprano podrían ser la clave para reducir la carga global de la demencia, pero los métodos actuales de detección son demasiado invasivos y costosos como para usarlos de forma amplia", explicó Rosso.
"Nuestro estudio solo necesitó un cronómetro, cinta y un pasillo de 18 pies (poco más de 5 metros), junto con cinco minutos más o menos una vez al año", anotó en un comunicado de prensa de la universidad.
Si el declive mental se detecta temprano, hay tratamientos que pueden retrasar su progresión. Ese tiempo adicional podría también ayudar a los pacientes y a sus familias a prepararse para la necesidad futura de atención asistida, según Rosso.
Los hallazgos se publicaron el 28 de junio en la revista Neurology.
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lunes, 10 de julio de 2017

Siete formas de reducir 50 calorías cada día

¿Sabía usted que comer 50 calorías adicionales al día puede conducir a un aumento de unas 5 libras (unos 2.3 kilos) en un año? Pero reducir la misma cantidad de calorías revierte esa tendencia.
Reducir 50 (o más) calorías al día no es tan difícil como parece, afirma Rachel Begun, una dietista registrada. Comience con el café diario. No use azúcar, y dé sabor a su taza de café con extracto de vainilla o canela. Reemplace la mantequilla en la tostada matutina con una cucharadita de mermelada.
Para almorzar, haga una ensalada de atún o salmón con una vinagreta baja en grasa en lugar de mayonesa con toda la grasa. Si pide una ensalada, pida un aderezo no cremoso en el lado, y resista la tentación de usarlo todo... en realidad solo necesita más o menos la mitad.
Reduzca esa copa de vino antes de la cena de 5 a 3 onzas (de 148 a 89 centilitros). Para alargarla, añada un chorro de soda.
Cocinar con aceite de oliva o de sésamo es sano, pero tenga cuidado... cada cucharada tiene 120 calorías. Mejor mida media cucharada para no usar demasiado, aunque sea algo bueno. Ahorre incluso más cambiando a un atomizador de aceite en lugar de echar de la botella, aconseja Begun.
Con 30 calorías por cucharada, la salsa de barbacoa añade calorías no deseadas a la carne. En lugar de eso, ase o rostice las carnes con hierbas frescas y especias para darle sabor. Use caldo sin grasa y bajo en sal cuando tenga que aliñar.
Y no olvide beber bastante agua. El agua hace que se sienta lleno y que su metabolismo funcione de la mejor forma posible.
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jueves, 6 de julio de 2017

¿Por qué se engorda con más facilidad al envejecer?

Es inevitable. Con el paso del tiempo el abdomen del que presumías de joven ya no es tan liso, los muslos ya no son los que eran y casi sin darte cuenta la báscula comienza a sumar números.
A medida que envejecemos, los cambios hormonales, aliados con la gravedad, son los responsables de que se tienda a ganar peso más fácilmente a partir de cierta edad. Pero existen otros factores que afectan al estilo de vida que pueden hacer que los kilos se cojan con más facilidad en lugares hasta entonces inesperados.

El metabolismo basal

La principal razón por la que se ganan kilos al envejecer son los cambios metabólicos. Aunque estés en tumbado, sentado o simplemente leyendo este artículo, tu cuerpo está quemando calorías. La tasa metabólica de reposo es el valor que se utiliza para expresar cuánta energía se gasta estando en pleno reposo. Este índice depende de varios factores como peso, edad, sexo, herencia genética o estatura.
Con el paso del tiempo, la tasa metabólica tiene a desacelerarse, provocando que la quema de las calorías que consumimos necesite más tiempo y energía. Aunque es muy difícil cambiar ese índice, sí que existen ciertos trucos que pueden ayudarte a acelerar el metabolismo.
Aumentar tu masa muscular, realizar cinco comidas al día (pero con menos cantidad en cada una), incluir en tu dieta alimentos con altos niveles de proteínas, comida picante o dormir bien son algunos de los conejos que te ayudarán a acelerar el metabolismo basal y a reducir los efectos del paso de la edad en la grasa corporal.

La falta de ejercicio

Al pasar los años nos volvemos menos activos. Los puestos de trabajo sedentarios, la vida familiar o los momentos de relax para desconectar del estrés laboral se convierten en una prioridad y hacen que el deporte pase a un segundo plano, en la mayoría de los casos.
Si se realiza menos ejercicio la masa muscular se va perdiendo, ayudando a que el metabolismo se vuelva más lento y la grasa aparezca más fácilmente. Conforme se van ganando años es importante acostumbrarse a realizar actividades físicas (pueden ser de poca intensidad) a diario.

El descontrol en la dieta

Con el tiempo también es posible que los buenos hábitos alimenticios que los padres y profesores nos inculcaban de pequeños desaparezcan. Y es que es normal encontrar a trabajadores de mediana edad que optan por comida rápida o alimentos poco saludables en el poco tiempo que tienen para comer.
Además, al pasar los años los mecanismos para el control del apetito y la saciedad tienen a funcionar peor.Esas comidas menos nutritivas y raciones poco controladas juegan un papel importante en la acumulación de grasa.
La tasa metabólica en reposo disminuye con el paso del tiempo.

domingo, 2 de julio de 2017

Reveladas las dos edades en las que somos más felices

¿A qué edad consideras que has sido, o que serás, más feliz en tu vida?
No es fácil la pregunta, ¿verdad? Hay quien se acordará inmediatamente de los años inocentes de la infancia; otros evocarán los años de la independencia y libertad que da el primer coche, en la veintena; y algunos pensarán en los años de tranquilidad de la jubilación, ya en la vejez.
Un ambicioso estudio ha ahondado en la pregunta y ha encontrado que hay dos edades concretas en las que los 23.000 sujetos que tomaron parte en el estudio se sintieron más felices. El experimento lo ha llevado a cabo el Colegio de Ciencias Económicas y Sociales de Londres en Alemania, en un interesante procedimiento en dos pasos separados por un lapso de un lustro.
Primero, el equipo de investigadores entrevistó a los participantes, todos de entre 17 y 85 años. Les preguntaron si se sentían felices, cómo de felices dirían que eran y cómo se veían cinco años después, una proyección de si pensaban que serían más felices o menos, o igual.
Cinco años después, volvieron a citar a estas mismas personas para comprobar si sus previsiones se habían cumplido. Les interrogaron también por su situación en aquel momento, y cómo valoraban ahora el período sobre el que respondieron cinco años antes. Los que se habían declarado insatisfechos, ahora pensaban que en realidad no fueron tan malos años. Un claro ejemplo de la relatividad del tiempo, y cómo la distancia hace que se vean las cosas con menos gravedad.
El resultado determinó que hay dos edades a las que somos más felices: primero, a los 23 años, y después, ya en la tercera edad: a los 69.

Las culpables, las expectativas


La respuesta que hallaron los científicos residía en algo tan simple, pero tan importante, como las expectativas. Mientras los jóvenes que, con los estudios recién terminados y cerca de comenzar su vida profesional, preveían para sí mismos unos futuros brillantes, vieron años más tarde como en muchos casos no se cumplían y eran incapaces de no sentirse frustados.
Sin embargo, la gente a punto de afrontar su vejez pronosticaba un futuro más triste del que luego resultaba ser. Así que esta diferencia positiva llevaba a los mayores a darse cuenta de que realmente esos años también merecen la pena ser vividos. Verse libres de cargas laborales, y sin niños de los que responsabilizarse, hacían que se sintieran en un momento muy confortable.
Parece por tanto que la felicidad, puesta sobre una gráfica, seguiría una forma de U, con la década de los 20 en un extremo y la setentena en el otro.
El estudio no determinó si el punto central, donde esta curva descendente llegaría a su punto más bajo, es realmente el punto de infelicidad máxima que alcanza la gente. Estaríamos hablando de los 46 años, más o menos. ¿Se interponen las obligaciones familiares, la hipoteca o el estrés laboral entre nosotros y la felicidad?
Las dos edades más felices, según un estudio.